12 Jun 2025

De campeón del mundo a excursionista extremo: la segunda vida de André Schürrle

Era la noche del Maracaná, y el joven centrocampista alemán parecía destinado a una carrera legendaria. En el mundo del fútbol, pocos nombres están ligados a un momento tan icónico como el de André Schürrle. Su asistencia a Mario Götze en la final del Mundial de 2014 dio a Alemania su cuarto título mundial.

Foto de André Schürrle © soccer.ru, vía Wikimedia Commons, licencia CC BY-SA 3.0

Pero la historia de Schürrle, nacida en 1990, no es sólo una historia de gloria. También es la historia de un cambio radical, de una caída y un renacimiento. Una historia que hoy ya no se cuenta en campos de fútbol, sino entre bosques nevados, maratones extremas, zambullidas en aguas heladas y escaladas de más de 4000 metros. Una historia que comienza con un balón, pero que continúa por caminos completamente distintos.

Los inicios: un talento cristalino

Nacido el 6 de noviembre de 1990 en Ludwigshafen (Alemania), André Schürrle creció futbolísticamente en el Mainz 05, donde destacó por su capacidad atlética, su velocidad y su habilidad para marcar goles desde cualquier posición. En 2011 dio el salto al Bayer Leverkusen, y desde allí la atención de los grandes no se hizo esperar.

El Chelsea lo compró en 2013: con los Blues ganó una Premier League, pero fue con la camiseta de la selección nacional con la que André escribió su página más imborrable de la historia.

Brasil 2014: la transición a la leyenda

El 13 de julio de 2014, Schürrle entró en la final del Mundial contra Argentina desde el banquillo. En el minuto 113, partió en progresión por la izquierda, se deshizo de dos rivales y sirvió una asistencia perfecta a Mario Götze. Parada de pecho, volea, gol. Alemania es campeona del mundo. La imagen de ese pase da la vuelta al mundo. Es la consagración.

Pero a veces, el pico más alto también coincide con el punto de ruptura.

El declive: entre lesiones, presiones y un diagnóstico inesperado

Tras el triunfo, la carrera de Schürrle dio un extraño giro. Los traspasos se sucedieron: de vuelta a Alemania con el Wolfsburgo, luego al Borussia Dortmund, al Fulham, al Spartak de Moscú. A todas partes llevó talento, pero algo se resquebrajó.

Su cuerpo empieza a descomponerse. Ya no reacciona, no responde a los estímulos como antes. Tras exámenes, pruebas y semanas de frustración, llega un diagnóstico que aclara muchas cosas: salmonelosis.

La enfermedad debilitante le mantiene alejado del campo durante meses. Incluso una vez recuperado, la recuperación es lenta. Y mientras tanto, la presión sigue aumentando. Lesiones, expectativas, miedo al fracaso. El fútbol, que una vez fue su hogar, empieza a convertirse en una prisión.

En una entrevista posterior a su jubilación, Schürrle confiesa: “Ya no quería ser sólo una máquina de rendimiento”. La vida como profesional, dice, estaba hecha de soledad, críticas incesantes y una constante sensación de vacío. Algo tenía que cambiar.

El punto de inflexión: decir basta, con sólo 29 años

En 2020, sorprendentemente, Schürrle anunció su retirada del fútbol profesional. Tiene 29 años. Para muchos es un shock. Pero para él es una liberación.

Unos meses después, llega otra noticia que marca su camino: se convierte en padre. Comienza así una nueva etapa en su vida. Schürrle se toma su tiempo, se dedica a su familia y, sobre todo, a sí mismo.

Durante este periodo descubrió la meditación, la atención plena y el cuidado del cuerpo. Pero el verdadero avance se produjo casi por casualidad: viendo un vídeo en YouTube.

Encuentro con el método Wim Hof

El vídeo habla de Wim Hof, también conocido como “El Hombre de Hielo”. Un holandés que ha desarrollado un método centrado en tres pilares: respiración controlada, exposición al frío y meditación. ¿El objetivo? Fortalecer el cuerpo y la mente, desarrollando la resiliencia física y psicológica.

Schürrle queda impresionado. Decide intentarlo. Empieza con pequeños experimentos: inmersiones en agua helada en la bañera. Después, ejercicios de respiración profunda.

Pero no se detiene ahí.

Imagen de portada del libro Becoming the Iceman, Wim Hof y Justin Rosales, dominio público, vía Wikimedia Commons

Senderismo extremo: en pantalones cortos, a -20 grados

Tras meses de práctica, se apunta a un retiro dirigido por uno de los instructores de Wim Hof. La prueba es extrema: escalar una montaña en Polonia, bajo una ventisca, a temperaturas cercanas a -20 °C. Sólo lleva pantalones cortos. Ni camiseta, ni chaqueta. Sólo su cuerpo, su mente y las técnicas que ha aprendido.

Por supuesto, todo es seguido por expertos. Sus parámetros vitales se controlan constantemente. Pero el gesto es simbólico: su batalla ya no es contra un oponente externo, sino contra sus propias limitaciones.

Transformación física y mental

Schürrle entrena, experimenta y documenta. Profundiza en el concepto de biohacking, la práctica de optimizar el cuerpo y la mente mediante elecciones conscientes. Cambia su dieta, sus patrones de sueño, su rutina diaria.

Empieza a correr maratones. Participa en un ultratrail en la Toscana. Escala picos alpinos -incluido el Gran Paradiso, que supera los 4000 metros- sin camiseta. Lo documenta todo con fotos y vídeos, pero sin la espectacularidad de las redes sociales. No es espectáculo, es verdad.

Y el mensaje que transmite es poderoso: No hace falta ser un atleta profesional para transformar tu vida. Hace falta fuerza de voluntad, escucha y una pizca de locura .

De la asistencia perfecta al desafío interior

Hay una diferencia sutil pero profunda entre ganar para un equipo y ganar para uno mismo. En el primer caso, el éxito es colectivo, pero a menudo se experimenta en soledad. En el segundo, el logro es íntimo, profundo, auténtico.

Hoy, André Schürrle ya no persigue títulos. Persigue sensaciones. La conexión con la naturaleza, el desafío físico, el silencio de las montañas, la disciplina de la respiración.

No ha renegado del fútbol. Al contrario, le está agradecido. Pero ha aprendido a vivir sin él.

Lo que nos enseña la historia de André Schürrle

André Schürrle no es un héroe trágico ni un monje zen. Es simplemente un hombre que ha decidido cambiar. Y al hacerlo, ha demostrado que:

  1. El éxito no es una línea recta
    Puedes ganar una Copa del Mundo y abandonar poco después. No es fracaso, es transformación.
  2. Escuchar a tu cuerpo es un acto de fortaleza
    Schürrle se dio cuenta de que la salud está por encima de las expectativas.
  3. El límite suele estar en la mente
    Escalar montañas en pantalones cortos a -20°C no es sólo resistencia física. Es dominación mental.
  4. Cada caída puede ser una salida
    Salmonela, lesiones, crisis existencial. Todo le llevó a una nueva vida.
Creative Commons Reconocimiento 3.0 BR (CC BY 3.0 BR)

¿El futuro? Una exploración continua

Hoy en día, nadie sabe cuál será el próximo reto de Schürrle. Quizá una expedición a Islandia, quizá un nuevo ultramaratón. Tal vez simplemente otro día inmerso en la naturaleza con su familia.

Lo que es seguro es que ya ha logrado la mayor hazaña: encontrar el valor para cambiar de rumbo.

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Artículo de
Marta Fasolo
🧗‍♀️ Humilde senderista al que le encanta hacer cosas nuevas 🏝️ Viajo por Italia y vivo en Mallorca 🥾 En mis canales hablo de senderismo, trekking y naturaleza